domingo, 17 de junio de 2012

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Empezaba a notar la garganta seca. Era como la sentencia de algo irreal. Ella se iba alejando y, aunque lo había advertido desde lejos, nunca tuve la intención de continuar. Se iba, me dejaba, estaba yo solo. Estaba sin ella.
No recuerdo bien la sensación, quizá sea  porque no fue solo una sensación, sino miles. Se me entrecortaba el habla, sin embargo ella sabía perfectamente qué quería decir. Mis manos se veían incapaces, llenas de pinchazos y dolor, pero ella notaba cada caricia.
Me frustraba ver que se iría, pero seguía estático ,parado, inerte, como un ser sin vida, viéndola irse .
No sabía si la volvería a ver, ella me aseguró que esto era un Adiós pero yo nunca la creía, y aunque parecía convencida, me arriesgaba a creer que volvería a verla.


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