domingo, 29 de abril de 2018

Prólogo


Estoy en la universidad. (Sonido de aplausos, fuegos artificiales y cohetes)


 Llegada a este punto tengo que plantearme varias de las cuestiones que creemos sobre estas instituciones llamadas Universidades. Porque realmente hay muchos mitos. Muuuuuuuuuchos. Y además, también hay muchas cosas que no te esperas en absoluto.
Si por casualidad, eres pre-universitario y lees esto esperando fiestas, anécdotas locas o cosas por el estilo, dirige tu mouse hasta la derecha, donde hay una X y cliquea sin miedo joven post-púber , porque no vas a encontrar nada de eso.
Al revés. Esto que vas a leer, va a ser la realidad de la universidad, lo que no sabes, lo que nadie te cuenta. Pero, no nos asustemos, que no es para tanto. (O si...)

A mí, nunca me gustó estudiar, como al 90% de las personas adolescentes o niños, pero siempre ansiaba con un fervor inhumano llegar a mi mayoría de edad y poder entrar en la UNIVERSIDAD (dicho con voz de titulo de película americana).
Joder, es que ir a la universidad era casi como un sueño.
 Como buena niña, soñaba desde bien pequeña con pasearme – libros en mano con naturalidad-  por los pasillos de una gran escuela superior. Y es que, la universidad prometía y promete muchas cosas bastante tentadoras.

Y es que hay muchas ideas preconcebidas sobre lo que un joven se puede encontrar en la universidad. Algunos ejemplos:

Mamá siempre me decía que las amigas que encontrabas en la universidad eran las que duraban para toda la vida.
Otra cosa que madre me decía es que yo era muy inteligente y que seguro que lo tendría fácil donde eligiese.
Los profesores además, alentaban el deseo de ascender en la escala estudiantil diciéndonos que en la universidad estudias lo que TÚ eliges, es decir, nunca más varía las matemáticas o lo que es mejor, nunca más darías educación física a las ocho de la mañana con las legañas aún en los ojos.
Por otra parte, se prometía un horario mucho más flexible que el del instituto – unas 5 horas frente a las 8 que se da en el instituto-.
Además, las personas más mayores (hermanos, tíos, e incluso padres) , ya licenciadas o diplomados, parecían felices con su titulo y con las fiestas que se habían corrido.
Por otra parte, la beca ERASMUS era un aliciente más que importante por el que luchar para entrar en la universidad. (Ay, qué equivocada estaba).
Y la fuente de ideas erróneas más grande del siglo XXI sobre la universidad,  las famosas películas americanas sobre alumnos universitarios que van a fraternidades. ( Ejem, querido púber, en España no existen las fraternidades. El sistema de universidades americano es la antítesis del español y europeo)


Pero bueno, no voy adelantar nada (no qué va…) porque para eso existen las capítulos y todo esto iremos viéndolo por secciones.
  Y paciencia amigos, que la magia no se crea en un día.